Nació en el campo de San Vicente, pero siempre disfrutó visitar Valparaíso, su puerto y sus cerros
llenos de historia. Ahí se enamoró y luego trabajó en diversos oficios. Tranquilo y buen
conversador, le gusta tomar el sol por las tardes, en el jardín del Hogar. Lo acompaña “Pindi”, una
curiosa gatita, que se cruza por sus piernas cansadas y se trepa a sus brazos, en busca del cariño
que don Pedro le prodiga. De pronto, él susurra un personal anhelo: “alguna vez, me gustaría
volver a ver el mar”.